31/10/08

Tempelhof: destino la eternidad


La semana pasada despegaron los últimos aviones desde el tarmack de Tempelhof, en Berlín. La madre de todos los aeropuertos como la definió el arquitecto Norman Foster, ha cerrado puertas. Uno de los capítulos más importantes de la historia de Europa se cerraba a eso de la medianoche cuando dos aviones -dos piezas de museo- despegaban simultáneamente de Tempelhof por última vez. De nada han servido las más de 500.000 firmas contra el cierre del mítico aeropuerto, ni las lágrimas de los empelados nostálgicos de una época ya desvanecida. Tempelhof supuso durante los años de la guerra fría la salvación de Berlín occidental y de alguna manera de una forma muy americana de entender lo que es occidente.

Inaugurado en 1923 Tempelhof fue el primer aeropuerto con vuelos comerciales del mundo. Hilter y su arquitecto Albert Speer hicieron de él uno de los monumentos icónicos del nazismo. Una vez finalizada la guerra Tempelhof fue protagonista de las operaciones humanitarias más importantes y logísticamente más complicadas: abastecer a la población del Berlín bloqueado por las tropas de Stalin. Los aviones americanos llegaron a tirar hasta caramelos y bombones para los pequeños berlineses.

El edificio está a apenas veinte minutos de la Puerta de Bradenburgo y seguramente la sensibilidad ecologista ha tenido mucho que ver con su cierre. Tampoco cabe desdeñar la sensibilidad inmobiliaria. Pero ahora nadie sabe qué hacer con Tempelhof. Hablan de museos, de centros culturales...Los últimos usuarios de sus instalaciones se llevaron los restos del mobiliario que aún quedaban en su interior.

Requiem cantim pace.

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