1/12/08

Memoria histórica

Aviones italianos sobrevuelan la costa de Tarragona


Para San Agustín, la memoria es un santuario vasto, sin límite, en el que se
llama a los recuerdos que a uno se le antojan. Pero hay recuerdos que no
necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin
descanso. Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares
desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de
cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes: ¿cómo
murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para
recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la
verdad, su verdad? La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los
asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus
crímenes y la convierten en impunidad dos veces.

Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice Antígona, una ley fija
siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino una ley eterna que nadie
sabe cuándo comenzó a regir. "¡Iba yo a pisotear esas leyes venerables,
impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el
que fuera!", exclama. Así habla de y con los familiares de desaparecidos bajo
las dictaduras militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no
han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.

Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que
remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar
hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están
perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el
subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es
la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero. La
memoria es memoria si es presente y así como Don Quijote limpiaba sus
armas, hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado. Y sospecho
que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en
realidad quieren la destitución de su pasado en particular.

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