
Evangelio Según San Juan: “La verdad os hará libres”. Una frase que suscribirían todos los periodistas del mundo. La verdad hará a los hombres más libres. El problema lo encontramos en el momento que queremos definir qué es la verdad.
Los filósofos, desde Aristóteles hasta el polaco Tisquio, llegan a una conclusión lógica –como no podría ser de otra manera- para definir la verdad: “La nieve es blanca, siempre y cuando la nieve sea blanca”. Es el momento de la física de Kepler i Newton, el Universo se comporta con leyes estables, todo puede preverse si se conoce el pasado…
Hasta que la física subatómica destruye el Paraíso por segunda vez. Los filósofos también llegan a la conclusión de que no existe una única verdad, sino que la verdad es una convención, un acuerdo sobre una narrativa entre un grupo de personas concretas que no tiene por qué ser compartido ni único. La nieve ya no es blanca siempre que sea blanca, sino cuando nosotros creamos que tiene que ser blanca. Otros pueden verla negra.
¿Por qué no se meten de acuerdo israelíes y palestinos? Por qué no comparten la narrativa sobre uno hechos. Donde unos ven un derecho inalienable otros ven una ocupación.
De la misma manera que las partículas subatómicas se comportan en función de quién las observe, la verdad se ha convertido en algo caleidoscópico, múltiple y accesible a la manipulación.
Evangelio de San Juan: “El hombre prefirió las tinieblas a la luz”. Las tinieblas permiten esconder muchas cosas. Parece normal que si se acepta un mundo donde la verdad y la realidad son configuradas al libre albedrío de cada uno, es mejor que este conciliábulo quede a media luz, amparado por las sombras.
¿Qué tiene que hacer un periodista? La opinión es libre pero los hechos no. La opinión la inventamos pero los hechos no. Cada uno puede interpretar cómo quiera unos hechos que en cambio no pueden ser configurados como una estatuilla de barro a gusto de cada uno.
Ejemplos de mentiras asumidas como verdades:
“La familia de Bin Laden fue la única que voló el 11S para abandonar los EEUU”
“En los atentados del World Trade Center no murieron judíos ya que el Mosad se apresuró a avisarlos antes de que los aviones chocaran contra las torres”
Ejemplo reciente de narrativa falsa:
“Martin Eizenberger, asesor de John McCain durante la última contienda electoral, acusó a Sarah Palin de no saber que África fuese un continente”
En realidad McCain no tenía ningún asesor llamado Martin Eizenberger. Estas declaraciones que inundaron las cadenas CNN, NBC, Fox, los blogs y fueron recogidas por los periódicos más serios del planeta, eran la invención de un par de jóvenes realizadores de vídeo documentales que querían probar la fiabilidad de la información que recibimos. Fiabilidad en crisis, por lo que se ve.
¿Cuál es la auténtica revolución de la comunicación? Muchos dirán que las nuevas tecnologías…Error. La auténtica revolución es la ecuanimidad, el respeto a los hechos, la investigación, la credibilidad. Por muchos megabites que tengamos si lo que nos cuentan es mentira, seremos unos esclavos llenos de aparatos inútiles.
La verdad nos hará libres y el buen periodismo no nos dejará conformes en el país de las tinieblas.