14/10/08
Parole Parole....
El título del primer post no ha es idea mia. Como tampoco lo es el título del blog. Una creía que un blog -que no es más que un enorme ejercicio de exhibicionismo virtual- debía llevar por título un nombre glamuroso, interesante. Wittgenstein, por ejemplo. O Shakelton. Pero ¿Rodríguez? y encima ¿Pérez?. Como dijo Mafalda en su día, "los Pérez somos a la guía telefónica lo que los chinos a la población mundial". Por cierto hace un par de años le expliqué esta anécdota al canciller cubano Raúl Pérez Roque y no estoy segura de que lo hiciese mucha gracia. Vamos que los Pérez somos legión. Sólo los García pueden con nosotros. Y aún. Por eso cuando mi vecino de mesa y responsable de que mi locura blogistica viera la luz, se empecinó en reivindicar la sencillez de mis apellidos, reaccioné con perplejidad, incredulidad y cierta desazón. Pero ante su insistencia no me quedó otra que otorgar victoria. Tampoco me esperaba que el dominio estuviera disponible. ¿Cuántos Rodríguez y Pérez tienen un blog? Miles, supongo. Pero a ninguno de ellos se le había ocurrido usar sus apellidos. Deo Gratia. Y creo que Dani (el vecino de mesa) tiene razón. Rodríguez y Pérez somos muchos. En realidad todos tenemos algo de Rodríguez y Pérez. Por mucho que nuestros apellidos sean compuestos, en algún momento de nuestra genealogía todos hemos sido o un Rodríguez o un Pérez.
En cuanto a la canción de Adriano Celentano, otra idea del vecino de mesa. Pero lo cierto es que un blog no son más que parole, parole y más parole. O sea que bienvenidos a mi logorrea. A ver cuánto dura.
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Periodismo
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